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​​Christine sobre su trabajo voluntario
en un refugio para gatos

​  Voluntariado 201​7 

​​En mi vida normal, tengo un trabajo bastante monótono en administración. Con muchas ganas de hacer algo más significativo, en marzo/abril de 2017 tomé un descanso de mi trabajo para hacer trabajo voluntario en América del Sur.

Soy fanática de los gatos, por lo cual elegí un proyecto de bienestar animal y a través de Chile Inside supe de un proyecto especial para proteger a los gatos callejeros en Santiago de Chile. Sin la ayuda de voluntarios, este proyecto no podría existir, ya que depende completamente de donaciones. Estos animales callejeros dependen del apoyo de los amantes de los animales y necesitan de toda la ayuda posible para mejorar sus vidas.

El refugio para gatos proporciona un hogar cálido a estos gatitos abandonados, descuidados y maltratados, en el vecindario de Las Condes. Se organizan eventos para promocionar la adopción en el Cat Café en Santiago, a través de los cuales algunos gatos callejeros han encontrado un buen hogar. Es una pena, que generalmente solo hay interés por adoptar a gatitos bebés, para los gatos mayores, que son igual de lindos, casi no hay demanda. Por eso, muchos de ellos pasan la mayor parte de sus vidas en el refugio.
Para mí, la estadía en el refugio de gatos fue un tiempo genial, emocionante, feliz y educativo. Mis deberes eran limpiar las instalaciones, sobre todos cepillar las mantas, camas y cestas; alimentar a los gatos, mantención del refugio y por supuesto, darles mucho amor y atención a los gatos. Siempre había mucho por hacer, por lo general no quedaba mucho tiempo para eso, por lo que los gatitos estaban particularmente felices cuando uno se tomaba tiempo para acariciarlos e inmediatamente comenzaban a ronronear. Incluso los gatos dormidos se despertaban de inmediato al acariciarles en la cabeza, porque de ninguna manera se querían perder de una caricia.
En el trabajo diario, siempre me acompañaban los gatos, saltaban sobre mi espalda, a menudo se me subían tres o cuatro tan pronto como me sentaba y siempre querían estar justo donde yo quería limpiar. Además, competían por mi atención, jugaban con mi cabello, mis dedos, el cepillo o la bolsa para recoger el pelo de gato, me estiraban sus patitas y querían que los tomara en brazos o simplemente estar cerca de mí. Dan tanta alegría, todos los días sucede algo divertido, ya sea que vuelquen los cubos de alimentación, se caigan del árbol durmiendo, se escondan en los lugares más imposibles sin poder salir después o simplemente corran y hagan travesuras.
Dado que con las donaciones desafortunadamente no se pueden pagar lujos, los gatos solo reciben alimentos secos y baratos y nunca llegan a disfrutar del placer de los alimentos de mejor calidad o golosinas. Entonces yo les “malcriaba” con atún una vez por semana, ¡un verdadero festín para ellos! También les gustaron mucho los juguetes que traje de Alemania, siempre había algún gatito jugando con los ratones de juguete, pelotitas o plumitas.

A pesar de todo el trabajo en el refugio, tuve suficiente tiempo libre para explorar la hermosa ciudad de Santiago con sus bellos parques. Visité el edificio más alto de América del Sur, el Costanera Center, y también viajé a la costa. ¡Recordaré para siempre este tiempo emocionante lleno de aventuras! Los gatos del refugio siempre tendrán un lugar en mi corazón.

Un gatito macho se ganó mi corazón y después de los trámites de adopción, me llevé al pequeño “Barnabás” de regreso a Alemania.  Ahora ya se acostumbró bastante bien a su nuevo hogar y disfruta su nueva vida al otro lado de la tierra, en la que ya no le falta nada. ¡El souvenir más hermoso que puedas imaginar!

Esto es una traducción. El texto original nos llegó en alemán, lo puedes ver aquí.

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