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ChileInside

​Michaela ayuda a perros callejeros

​  Voluntariado 201​4  

​En marzo de 2014 comenzó mi semestre en la Universidad de Chile en Santiago y, al mismo tiempo, trabajaba como voluntaria ayudando a perros callejeros. Al principio, estaba muy preocupara por no saber si todo iba a salir bien y si mi español fuera suficiente. Mirando hacía atrás, estas preocupaciones fueron innecesarias. El trabajo en el refugio para perros callejeros fue algo muy especial para mí: Enriquecedor, interesante, pero al mismo tiempo agotador y a veces, muy estresante. Nuestro equipo, que consistía principalmente en tan solo cinco personas durante la semana, tenía que cuidar más de 80 perros y cachorros. Entonces, el contacto con los perros fúe muy intensivo. Éramos un gran equipo, especialmente porque mis colegas eran súper amables, serviciales y comprensivos. Un equipo tan bueno es difícil de encontrar.

Durante mi tiempo en el refugio, creció mi apego hacía muchos de ellos. Algunos perros habían estado en el hogar durante mucho tiempo y necesitaban mucho amor y atención. A través de caminatas conjuntas y sesiones de entrenamiento, intenté darles esta atención. A menudo nos sentamos en un banco y nos acurrucamos juntos durante mucho tiempo. Muchas veces yo les traía golosinas y otros alimentos, para aportar algún cambio a su dieta: ¡Qué alegría! Trabajaba entre 4 y 6 horas al día, y sólo ocasionalmente los sábados, ya que los fines de semana habían otros voluntarios. Entre mis tareas también fue ir al veterinario con animales heridos o enfermos y ayudar al veterinario. Una de mis preocupaciones fue, que los perros tengan una buena apariencia, ya que esto aumentaba su probabilidad de adopción. Por eso mismo entrené “portarse bien” con los perros, sobre todo, que no deben tirar la correa como unos loquillos.  
Mis otras tareas incluían preparar comida, lavar perros, limpiar cajas y otros trabajos que ocasionalmente ocurrían aquí y allá. También ayudaba a mi colega Juana con las adopciones. Al principio, solo escuchaba y observaba, pero después de uno o dos meses pude ayudar activamente: Dar consejos sobre qué perro sería mejor para cual persona, consejos educativos, instrucciones de alimentación, procedimiento de adopción, etc.
Pude combinar muy bien mi trabajo de voluntario con mis estudios en la universidad, porque la gestión del tiempo era muy flexible. Nunca olvidaré el refugio. Conocí a muchas personas y perros lindos, me dieron tanto - sólo puedo recomendar a todos que apoyen el refugio de perros.

Por qué Chile?
Chile es un país muy versátil y hermoso. Viajar a Chile es algo especial, ¡hay tanto que ver! Paisajes impresionantes, gente agradable y tantas cosas que no encontrarás en Alemania. Lo más destacado para mí fue el desierto de Atacama. Nunca supe, que un desierto podría ser tan multifacetico. Encontré a la gente en Chile muy amable y servicial. La mentalidad, después de uno o dos meses de acostumbrarme, la sentí muy positiva. Los chilenos son muy hospitalarios, complacientes, llenos de energía y entusiasmo por la vida. A veces su compostura es un poco agotadora, al menos al principio. De vuelta en Alemania, los echo de menos, porque ahora encuentro Alemania muy estresante y la gente a menudo se hace problemas, cuando algo no funciona de inmediato.
Los chilenos también tienen algunas características peculiares, que debes asumir: las promesas o las citas no siempre se respetan, los besos para el saludo también son desagradables para muchos alemanes o la forma chilena de bailar, especialmente de los hombres. Bueno, tampoco hay que calentarse la cabeza sobre esto.
En la universidad, encontré amigos rápidamente. A través de ellos pude conocer Chile mucho mejor. Juana, del refugio de perros también se hizo una muy buena amiga. Mi novio y yo fuimos invitados a cenar en su casa de vez en cuando, así que pude conocer a su familia también. Definitivamente quiero mantener el contacto con Juana y mis amigos chilenos y espero poder visitarlos nuevamente.
En el transcurso de mi trabajo como voluntaria, me enamoré de un pequeño perrita callejera, la adopté y la llevé a Alemania. Se llama Marissa. Ella es un perro maravilloso y me alegro todos los días, cuando está conmigo. El veterinario del hogar del refugio me ayudó mucho con los papeles y mis colegas me ayudaron con el alojamiento de mi perro. Una buena amiga, Nancy, la acogió durante casi dos meses. Afortunadamente, tengo un gran novio que siempre me ha apoyado mucho con Marissa.
Intentaré seguir ayudando al refugio desde Alemania, ya estoy trabajando en ideas de como hacerlo.

Chile Inside 
Estoy increíblemente agradecido que me ayudaron tan bien con todo desde el principio. La atención siempre fue muy buena: antes, durante y después de mi estadía.

Esto es una traducción. El texto original nos llegó en alemán, lo puedes ver aquí.​

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